La termografía se ha convertido en una de las herramientas más potentes para entender qué está ocurriendo realmente dentro de un edificio. A simple vista podemos ver grietas, filtraciones o acabados deteriorados. pero hay problemas que solo se detectan con infrarrojos.
Mediante una cámara termográfica, es posible visualizar cómo se mueve el calor a través de la envolvente, detectar puntos críticos y analizar el comportamiento energético del edificio sin realizar ningún tipo de intervención invasiva.
¿Qué problemas se pueden detectar?
La termografía permite identificar con precisión:
- Pérdidas de calor en fachadas y cubiertas.
- Puentes térmicos que incrementan el consumo energético.
- Humedades ocultas que no se aprecian a simple vista.
- Infiltraciones de aire en ventanas y cerramientos.
- Sobrecalentamientos en instalaciones eléctricas.
- Perdida de uniformidad en sistemas de calefacción por suelo radiante.
Todo ello sin levantar un solo ladrillo.
¿Cómo se detectan estas anomalías?
La detección se realiza mediante cámaras termográficas de infrarrojos, capaces de medir la radiación térmica que emiten los materiales. Cada superficie tiene una temperatura distinta según cómo se comporta frente a la pérdida o acumulación de calor, y eso se traduce en una imagen térmica con colores que representan diferencias de temperatura.
El proceso es sencillo pero muy preciso:
- Se genera contraste térmico: Para que la cámara pueda “leer” el comportamiento del edificio, debe existir diferencia de temperatura entre interior y exterior. Cuanto mayor contraste, más claras serán las anomalías.
- Se capturan imágenes en zonas clave: Fachadas, cubiertas, ventanas, encuentros estructurales, cámaras de aire, instalaciones, falsos techos… Se analizan tanto puntos fríos como puntos calientes.
- Interpretación de patrones térmicos: Las anomalías suelen aparecer como:
- Zonas más frías: posibles humedades, infiltraciones o falta de aislamiento.
- Zonas más calientes: puentes térmicos, pérdidas de energía o sobrecalentamientos.
- Dibujos irregulares: discontinuidades del aislamiento o filtraciones de aire.
- Comparación con el estado real del edificio: Se revisan las imágenes visibles y térmicas para confirmar qué zonas presentan un comportamiento térmico anómalo.
El resultado final es una radiografía energética del edificio, que permite ver lo que no se aprecia a simple vista y priorizar intervenciones con criterio.
¿Por qué es importante la inspección termográfica para propietarios y comunidades?
Porque ayuda a:
- Reducir la factura energética.
- Priorizar intervenciones de mantenimiento.
- Evitar futuras patologías como humedades o condensaciones.
- Evaluar el estado real del edificio antes de una rehabilitación.
- Mejorar el confort interior.
Es una herramienta útil tanto para viviendas particulares como para comunidades, técnicos, administradores y empresas.
En estas imágenes de un caso real de análisis termográfico podemos observar los puentes térmicos (zonas por donde “escapa el calor”) en rojo. Un edificio correctamente aislado debería observarse en tonos azulados, verdosos.
Se puede observar que las zonas con mas incidencia de pérdida de energía son ventanas, encuentros de fachada con forjados, pilares empotrados, cajas de persiana, etc.
Preguntas frecuentes sobre la Inspección Termográfica de Edificios
¿Cuál es el mejor momento para realizar la Inspección Termográfica de Edificios?
El mejor período es otoño–invierno, cuando existe un contraste térmico suficiente entre el interior y el exterior. Aun así, con las condiciones adecuadas puede realizarse en cualquier época del año.
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